sábado, junio 30, 2007

RENTA BÁSICA CONTRA ETA

Para alcanzar la libertad, la seguridad y la tranquilidad en España no basta con disfrutar de una Constitución democrática, ni con que la mayoría apoyemos que haya justicia e igualdad social. Cada día se hace más evidente otra necesidad tanto o más perentoria: salud mental.

Los trastornos mentales y síntomas están tipificados en el DSM-IV y en la Clasificación Internacional de Enfermedades. Hay profesionales de la salud mental que se preguntan si debería pensarse en añadir otros nuevos, como el relativo al fanatismo que nutre y cohesiona organizaciones como la ETA o Al-Qaeda? Es asunto de psiquiatras, aunque la economía también puede ayudar a prevenir. La economía es la base material de todo proceso social. Así pues, la renta básica, aplicada como medida estrictamente económica y nuevo derecho ciudadano, contribuiría a lograr que no se extienda el fanatismo y su violencia (diferente es la agresividad que da lugar a asesinatos de género, por robo, etc.). La percepción mensual incondicional de unos 600 €/ciudadano, con las características que ARENCI expone en «rentabasica.blogspot.com», hará personas autosuficientes y que no sean arrastradas por algo “inevitable” en la mente humana, como es la creación de realidades propias que requieren destruir la realidad existente, sea cual sea ésta. El libro «Los fundamentos de la renta básica y la perestroika del capitalismo» trata este tema en amplitud, con un capítulo específico. Su autor ha trabajado durante años el tema del fanatismo ideológico y religioso.

La falta de ingresos no es la causa de todo este proceso, pero es abono para la desesperanza y crecimiento del fanatismo. Bin Laden o, por otra parte, unos cuantos hijos de papá burgueses metidos a etarras no necesitan del terrorismo para vivir; sin embargo, en el río revuelto de la pobreza y el mal estar de un trabajo alienante, les es más fácil reclutar nuevos adeptos para su delirio mesiánico o histórico y justificar con razonamientos falaces los crímenes más abyectos. La falta de horizonte hace al pobre, al frustrado, estresado emocionalmente permeable a interpretaciones delirantes de su situación, y aplicar ideas que el renegado Frantz Omar Fanon (Martinique, 1925 – EE.UU 1961) había pensado para circunstancias muy lejanas de Vasconia, en obras como «Piel Negra, Máscaras Blancas», 1952, o «Los condenados de la Tierra», 1961, etc. La falta de sentido en el trabajo, la angustia por sobrevivir es fácil de manipular, bien sea en una sociedad de consumo que no repara en la destrucción del medio ambiente, o en grupos que eliminan al "enemigo". Algo que a nivel global no ha hecho sino empezar y debería ser analizado en profundidad.

La ETA da de comer a muchos que, por falta de alternativas, encuentran un sentido en su modo de vida en la pistola, la bomba y la extorsión. La prostitución, el tráfico de drogas y de seres humanos, etc., dan lugar a una economía sumergida y mafiosa que necesitan muchas personas para sobrevivir. La Renta Básica no sirve para erradicar el fanatismo, pero sí para prevenir su socialización y quitar clientes a la economía sumergida. También ayudará a la recolocación de quienes, al albur del crimen, se ganan la vida en agencias de seguridad. Mientras, la Renta Básica de Ciudadanía nos acercará un paso más a la «Paz Perpetua» que preconiza Immanuel Kant. Por cierto, en otras obras, el filósofo analiza el problema del fanatismo y la superstición convertida en ideología. También Descartes plantea un principio racional, para evitar los engaños del fanatismo, en "El Discurso del Método". O recuperamos la cultura, y con ella el principio de racionalidad, o de otra manera la brutalidad aumentará todavía más con una economía que, cerrada a la razón, no duda en anquilosarse aunque sucumba el mundo. Queremos salir del fanatismo, no tener que elegir entre uno u otro. Debería también leerse la obra de Kierkegaard «O esto o aquello». A ver si se hace una jornada de promoción a la lectura para adultos: economistas, políticos y demás profesionales.

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